Mi viaje por Mompox

Mi viaje a Mompox comenzó con una sensación de asombro y maravilla. Al llegar, quedé sorprendido por la impresionante arquitectura colonial que define a este encantador pueblo. Cada calle, cada casa, parecía contar una historia de tiempos pasados, y me sumergí de inmediato en su atmósfera, donde se respira la esencia de la cumbia, el alma musical de esta región.

Reflexioné sobre cómo las construcciones coloniales no solo representan una época, sino también la identidad y el orgullo de un lugar que ha sabido conservar su herencia.

Índice

El Cementerio de Mompox y sus Gatos Abandonados

El recorrido me llevó primero al cementerio local. Allí, entre las tumbas antiguas y los mausoleos, descubrí una población inusual de gatos. La tristeza me invadió al ver que estos animales, estaban en total abandono, los animales habían encontrado refugio en un lugar tan solemne. Sin embargo la imagen de los gatos solitarios en medio del cementerio quedó grabada en mi mente.

Cuenta la historia que estos gatos empezaron a poblar este cementerio hace muchos años debido a que un personaje del pueblo encontró una gata con su camada en la tumba de su hijo, al cual le decían "el Gato". Este momento fue una especie de mensaje para ese señor, y desde entonces comenzó a alimentar y a cuidar de los gatos. Sin embargo, con el pasar de los años, el cementerio se llenó de muchos gatos que quedaron en total abandono.

Es conmovedor pensar cómo una señal percibida por un hombre se convirtió en el inicio de una comunidad felina en un lugar tan sagrado. Estos gatos, descendientes de la gata original, han continuado viviendo entre las lápidas, siendo testigos silenciosos de la historia y el paso del tiempo en este rincón de Mompox.

Incluso en la tristeza y el abandono, puede surgir una conexión significativa entre seres vivos, recordándonos la importancia de la compasión.

Encuentro con un Herrero

Continué mi exploración y tuve la fortuna de conocer a un herrero local. Este artesano me explicó con pasión y detalle el arte de trabajar el metal. Ver cómo moldeaba el hierro con maestría me hizo apreciar aún más la dedicación y el talento que se necesitan para mantener vivas estas tradiciones.

la importancia de preservar estos oficios antiguos que, aunque puedan parecer obsoletos en la era moderna, llevan consigo un legado cultural invaluable.

Artesano de Barro

Mi siguiente parada fue en el taller de un artesano de barro. Con gran paciencia, me enseñó a elaborar vasijas, mostrándome cada paso del proceso. Sentir el barro entre mis manos y darle forma fue una experiencia profundamente gratificante y conectiva con la tierra.

trabajar con las manos y crear algo tangible puede ser una forma de meditación, un recordatorio de la simplicidad y la belleza en la creación.

La Danza de los Indios Malibúes

Más tarde, llegué a la comunidad de Simón de la Loma, donde tuve el honor de presenciar la danza de los indios malibúes. Las comunidades indígenas me recibieron con calidez y me mostraron sus danzas tradicionales, llenas de simbolismo y energía.

la riqueza de las tradiciones culturales y cómo estas danzas no son solo una forma de entretenimiento, sino una manera de mantener viva la historia y las creencias de un pueblo.

Ritmos de Chandé y Cumbia

En otra comunidad, fui recibido por un grupo de músicos que tocaban ritmos de chandé y cumbias. Me enseñaron a tocar los tambores, y aunque tengo nociones de percusión, la experiencia de aprender y participar fue inolvidable. La noche llegó, y con ella, el Festival de Totó la Momposina. Fui invitado de honor y festejé toda la noche al ritmo vibrante de los tambores, sintiendo la alegría y la unidad que la música trae consigo.

El poder unificador de la música, que puede trascender barreras y conectar a las personas de maneras profundas y significativas.

La Comunidad de Los Cicuco

Mi viaje continuó hacia la comunidad de Los Cicuco, donde presencié la fascinante danza de los enanos cicucos. Recorrer el pueblo y conocer a los artesanos y los grupos folclóricos de cumbia fue enriquecedor. Probé el casabe, un alimento tradicional, y aprendí sobre su preparación, una mezcla de simplicidad y sabor ancestral.

Reflexioné sobre cómo la comida, al igual que la música y la danza, es una expresión cultural que nos conecta con nuestras raíces y nos enseña sobre la historia de una región.

las ciénagas de Mompox  y los Hombres Anfibios

En mi viaje navegamos por el majestuoso río Magdalena hasta llegar a las ciénagas. Mientras tomaba fotos de su paisaje impresionante, llegué a una comunidad de pescadores que se autodenominaban "los hombres anfibios". Estas personas dedicaban su vida a pescar en la ciénaga.

Me uní a ellos en una canoa artesanal, acompañados por el resonar de los tambores. Navegar por la ciénaga con los hombres anfibios fue una experiencia que conectó mi espíritu con la naturaleza y las tradiciones ancestrales de la región. Y logre entender la relación intrínseca entre el hombre y la naturaleza, y cómo esta conexión es fundamental para nuestra identidad y supervivencia.

Al finalizar mi viaje por Mompox, me quedó claro que la herencia cultural de este lugar es un tesoro invaluable. Las tradiciones, la música, las danzas, la artesanía y la arquitectura colonial no solo cuentan la historia de una época pasada, sino que también siguen vivas en el presente, transmitiendo identidad y sentido de pertenencia a sus habitantes. Reflexioné sobre la importancia de proteger y celebrar esta herencia, ya que es a través de estas expresiones culturales que un pueblo mantiene viva su memoria colectiva y su espíritu. Mompox no es solo un destino turístico, sino un recordatorio de la riqueza cultural que define a Colombia y la responsabilidad que tenemos de conservarla para las generaciones futuras.

Pablo Trujillo Travel - Documentalista

Periodista de viajes y Documentalista

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