Mi Viaje Inolvidable a La Guajira: la Magia del Desierto y la Cultura Wayuu

Decidí embarcarme en una aventura hacia uno de los destinos más fascinantes de Colombia: La Guajira. Con la emoción palpable y la curiosidad como mi mejor compañera, reservé un viaje con la agencia Taroa Tours, quienes debo decir que me atendieron demasiado bien y me llevaron a descubrir los tesoros ocultos de esta región única.

Empece mi aventura explorando el corazón histórico de Riohacha, me aventuré por la emblemática Calle de los Capuchinos, donde el tiempo parece detenerse entre las coloridas fachadas y el bullicio de la vida cotidiana. Caminando por este encantador enclave, me sumergí en la riqueza cultural y arquitectónica que define a esta ciudad costera. Cada esquina revelaba una historia.

Nuestro primer destino fue el Santuario de los Flamencos, un lugar que emanaba serenidad y majestuosidad. Al llegar, quedé hipnotizado por la belleza de estas aves rosadas en su hábitat natural, alimentándose pacíficamente en las salinas. Era como entrar en un mundo diferente, lleno de colores vibrantes y una tranquilidad que solo la naturaleza puede ofrecer. Este Tour tiene un valor de 50 dólares aproximadamente.

Me pareció fascinante el estilo de vida de estas aves, las cuales solo tienen una pareja durante toda su vida. En caso de separarse, se dice que el flamenco muere de tristeza.

Después de maravillarme con los flamencos, nos dirigimos hacia una ranchería Wayuu, con la agencia Luna Tours donde tuvimos el privilegio de sumergirnos en la rica cultura de esta comunidad indígena. Desde el momento en que llegamos, fuimos recibidos con cálida hospitalidad y nos sumergimos de lleno en sus tradiciones. Bailamos al ritmo de la música tradicional, probamos sus delicias culinarias y escuchamos historias que resonarán en mi corazón para siempre. descubrimos la importancia del dote en su cultura, una práctica ancestral que refleja el valor y el respeto dentro de la comunidad y como las ofrendas en esta comunidad solucionan casi cualquier problema. Esta inmersión en la vida y costumbres de los Wayuu fue una experiencia enriquecedora que amplió mi comprensión y aprecio por esta fascinante cultura indígena.

El siguiente tramo de nuestro viaje nos llevó a través del vasto desierto de La Guajira hacia el mítico Cabo de la Vela. A medida que el paisaje cambiaba ante nuestros ojos, Visitamos las Salinas de Manaure, donde comprendí la importancia de la sal no solo como alimento, sino también desde una perspectiva social y cultural. Allí, fui recibido por la señora Edilsa, una líder de la comunidad Wayuu, (Walapuinje Tours) cuya cálida hospitalidad y profundo conocimiento de su cultura me dejaron una impresión perdurable. Después de una agradable conversación, durante la cual compartimos historias y tradiciones, la señora Edilsa me obsequió un hermoso collar, gesto que aprecié enormemente y que atesoraré como un símbolo de la amabilidad y generosidad de su pueblo.

quedé asombrado por la inmensidad y la belleza cruda del desierto. En el camino, hicimos una parada en el imponente Pilon de Azúcar, una formación rocosa que se alzaba majestuosamente contra el cielo azul. Allí, logré apreciar la impresionante belleza del desierto que se funde con el mar, creando un escenario verdaderamente impactante. El contraste entre las dunas doradas y las aguas azules del océano me dejó sin aliento, ofreciendo una vista que quedará grabada en mi memoria para siempre.

Finalmente, llegamos al Cabo de la Vela, un lugar que parecía sacado de un sueño. Con sus playas de arena dorada y aguas cristalinas, era el refugio perfecto para relajarse y contemplar la belleza natural que nos rodeaba. Mientras explorábamos la costa, quedé impresionado al ver a los nativos realizar kitesurf con una destreza increíble, aprovechando al máximo el viento y las olas del mar Caribe. La energía y la pasión con la que se deslizaban sobre las aguas añadían una atmósfera emocionante al paisaje sereno del cabo. Además, los hostales y restaurantes locales nos recibieron con su encanto rústico y su ambiente acogedor, ofreciéndonos la oportunidad de disfrutar de deliciosos platos y de la hospitalidad genuina de la región

Es imposible no mencionar la situación de los niños indígenas de La Guajira que, la cual es lamentable, fue impactante presenciar cómo estos pequeños, pertenecientes a comunidades indígenas de los Wayuu, se encontraban en condiciones precarias, solicitando comida y ayuda a los viajeros que transitaban por las carreteras. Esta triste realidad nos recordó la importancia de trabajar en conjunto para abordar los desafíos sociales y económicos que enfrentan estas comunidades, y nos motivó a reflexionar sobre nuestro papel en la construcción de un futuro más justo y equitativo para todos.

Desde el Cabo De La Vela, emprendimos el último tramo de nuestro viaje hacia Punta Gallinas, el punto más septentrional de Colombia.

El viaje hasta Punta Gallinas fue una aventura en sí misma, atravesando caminos sinuosos y paisajes impresionantes. Al llegar, nos recibió un paisaje surrealista de dunas de arena y acantilados que se sumergían en el mar Caribe. Era como estar en el borde del mundo, contemplando la vastedad del océano y dejando que el viento acariciara mi rostro. y por la noche presencie el cielo mas estrellado y hermoso que he visto en mi vida. logre tomar una foto la cual me llevo horas poder hacerla.

Mi viaje a La Guajira fue increíble y recomiendo especialmente estas tres agencias, Taroa Tours, Luna Tours y  Walapuinje Tours fue una experiencia que nunca olvidaré.

Cada momento fue una aventura que dejó una huella imborrable en mi corazón. Sin duda, La Guajira es un destino que te invita a perderse en su magia y a descubrir la verdadera esencia de Colombia.


Pablo Trujillo Travel - Documentalista

Periodista de viajes y Documentalista

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