San Juan de Villalobos, y el Mito del Ave de Fuego "Sikwaya"
San Juan de Villalobos es un pequeño corregimiento ubicado en la Bota Caucana en Colombia, sobre la carretera que conecta Pitalito (Huila) con Mocoa (Putumayo). En este remoto lugar les voy a contar una gran historia que me contaron en uno de mis viajes por esta región
Es bien sabido que Colombia es conocida por tener la mayor diversidad de especies de aves en el mundo, y la Bota Caucana es la región donde más avistamientos de aves se pueden observar en el mundo, puntualmente en el corregimiento de Santa Rosa. Este es un dato científico el cual esta mas que comprobado.
Saber este dato me causo un gran impacto al escuchar un mito de hace muchos años entre sus comunidades indigenas y el cual comienza así:
Entre los habitantes actuales de la región se rumora sobre un ave extinta que aparece de vez en cuando en lo profundo de la montaña, los pobladores la llaman el ave de fuego, pero la leyenda se remonta desde hace muchos años atrás.
Lo curioso de esta historia es que las comunidades indígenas que habitaron esta región, el pueblo Nasa Yuwe, o “gente del agua” también hablaban de un ave sagrada que vivía en lo profundo de la montaña, un ave única en su especie. Con un plumaje de color dorado brillante, con manchas de plata que reflejaban la luz del sol de manera hipnotizante. la llamaban "Sikwaya"
De esa ave; se dicen muchas cosas, y a causado una curiosidad tremenda entre los amantes del avistamiento de aves. Aventureros de todas partes del mundo, exploradores y científicos viajan en busca de esta ave misteriosa a una tierra lejana, desconocida y muy poco explorada en Colombia, San Juan de Villalobos en la Bota Caucana.
Se dice que esta ave "Sikwaya" habita en la parte más profunda de la montaña, en zonas de muy difícil acceso. Algunos indican que su canto es el más hermoso de todas las aves, y que aquellos que la han oído quedan hechizados por su belleza.
La leyenda nace en la antigüedad, cuando un joven indígena llamado Kiwe decidió adentrarse en la montaña en busca de la mítica ave de fuego, de la que se hablaba en las historias de su comunidad. Durante días caminó por la montaña cruzando ríos, confiando en su conocimiento de la naturaleza y su habilidad para sobrevivir en ella.
Finalmente, después de muchos días, llegó a una zona desconocida para él, en la que encontró un pequeño claro rodeado de árboles centenarios.
Allí, en medio del claro, vio al ave dorada posada en una rama. Kiwe quedó maravillado por su belleza y se acercó lentamente, tratando de no asustarla. Pero el ave no parecía tener miedo de él, y se mantuvo quieta, permitiéndole acercarse aún más.
Cuando Kiwe estuvo a pocos metros del ave, ésta comenzó a cantar. Su canto era tan hermoso que el joven se quedó paralizado, hechizado por su belleza y por las sensaciones que le transmitía el animal. El ave continuó cantando durante varios minutos, hasta que finalmente detuvo su canto y voló hacia el cielo, dejando al joven indígena en una especie de trance en donde se vio así mismo como una pequeña gota de energía, una gota que estaba conectada a una gran fuente de energía mil veces mayor y que a su vez, esta se conectaba con todos los seres vivos.
Desde ese día, el joven Kiwe adquirió una gran sabiduría y se volvió el chamán de su comunidad, sus enseñanzas; indican que una gotica de dios habita en cada uno de nosotros, que todo lo que nos rodea es energía en diferente forma pero con la misma esencia, y que el planeta tierra no se debe ver como una masa inerte, sino como un gran ser viviente del que depende cada expresión de la vida.
Kiwe dedicó el resto de su vida a compartir sus enseñanzas con su comunidad y con aquellos que se acercaban a él en busca de sabiduría. Fue un guía espiritual y un mentor para muchos, y sus palabras resonaron en los corazones de su comunidad.
A pesar de su creciente fama en su pueblo, Kiwe nunca perdió la humildad y siempre trató a todos con la misma amabilidad y respeto. Continuó enseñando hasta el final de sus días, y cuando llegó su hora, su espíritu se unió a la energía cósmica que siempre había enseñado a sus seguidores y algunos dicen que su espíritu habita en el ave Sikwaya.
La sabiduría de Kiwe sigue viva y es recordada por muchos como una de las enseñanzas más profundas y valiosas que se hayan compartido. Su legado continúa inspirando a las personas a ver el mundo de una manera más espiritual y conectada, recordándoles que todos somos parte de una sola energía divina y que cada ser vivo merece ser tratado con amor y respeto