Choachí Cundinamarca, el pueblo donde la luna y la montaña se encuentran
Salí temprano de Bogotá, con todos mis equipos de producción, mi novia y mi moto. Mi destino era Choachí Cundinamarca, para hacer un documental investigativo sobre este lugar del que había escuchado hablar por su energía ancestral, su conexión con la naturaleza y por ser reconocido por la Organización Mundial del Turismo como uno de los Mejores Pueblos Turísticos del Mundo.
El camino para llegar serpenteaba entre las montañas. Y a medida que uno avanza, la ciudad desaparece y comienza otro ritmo, otra forma de respirar. Llegar a Choachí es como entrar en un tiempo suspendido, donde el ruido se apaga y solo quedan los sonidos del viento, el agua y la tierra.
Choachí Cundinamarca, un pueblo que aún conversa con sus ancestros
Llegar al parque central fue como abrir un libro antiguo. Frente a la iglesia, los mayores conversaban sobre las lluvias y las cosechas, mientras los niños corrían entre los puestos de frutas. Todo parecía tener una armonía simple, una calma que pocas veces se encuentra.
En Choachí Cundinamarca, todavía se siente la presencia del pueblo Muisca. Aquí, la historia no está escrita en los libros, sino en las montañas, en las cascadas y en los rostros de quienes aún guardan las costumbres de sus abuelos.
Durante mi recorrido, varios habitantes me hablaron de los “sitios sagrados”, lugares donde —según la tradición— los antiguos realizaban rituales para agradecer a la luna y al agua, las fuerzas que daban vida a estas tierras.
Explorando la historia muisca con animaciones y miradas al pasado
Para este documental quise ir más allá de la cámara. Usé animaciones creadas con inteligencia artificial para recrear cómo pudo verse este territorio en tiempos del pueblo muisca: los templos, las fogatas ceremoniales, los caminos de piedra y los rituales bajo la luna.
A través de estas imágenes, busqué conectar el presente con ese pasado espiritual que aún respira entre los árboles.
Las tomas de dron revelaron un paisaje impresionante: la neblina bajando por los valles, los cultivos en terrazas, los caminos de herradura que aún conservan la huella de las mulas y los campesinos que los recorren desde hace siglos.
Choachí Cundinamarca, un ejemplo de sostenibilidad y comunidad
Más allá de su historia ancestral, Choachí Cundinamarca se ha convertido en un ejemplo moderno de sostenibilidad.
Aquí, muchas familias practican la bioconstrucción, el turismo comunitario y la agricultura orgánica. No hay grandes hoteles ni cadenas internacionales; el visitante se aloja en casas familiares, come productos locales y aprende del respeto que la comunidad tiene por la tierra.
Por eso, en 2022 la Organización Mundial del Turismo destacó a Choachí como uno de los destinos rurales más auténticos del planeta. Un reconocimiento que no llega por sus edificios —que son sencillos, incluso desordenados— sino por la fuerza de su gente y la coherencia entre su historia y su presente.
Entre cascadas, caminos y la mirada de la luna
En Choachi Cundinamarca se encuentra la cascada más alta de Colombia, se alza como una columna de agua que cae desde el cielo.montañas que se abren paso entre la niebla, bosques y senderos donde el tiempo parece no haber pasado. En ese momento comprendí por qué los muiscas veían este lugar como una puerta hacia el cosmos.
Choachí Cundinamarca, una lección de vida sencilla
En este viaje entendí que Choachí Cundinamarca no busca ser moderno ni turístico en el sentido tradicional. Es un pueblo que prefiere conservar su alma, donde los mayores aún son escuchados y las tradiciones se viven con orgullo.
Caminar por sus calles es volver a lo esencial: al saludo amable, al olor del pan recién hecho, al sonido de las campanas que marcan las horas sin prisa.
Choachí enseña, sin decirlo, que la verdadera riqueza no está en lo que cambia, sino en lo que permanece.
Este documental no solo busca mostrar la belleza de un pueblo, sino también despertar una reflexión: ¿qué tanto valoramos lo que está cerca?
