RESERVA BOTANICA CHOACHI UN REFUGIO PARA EL ALMA

Desde el primer instante en que llegue la Reserva Botánica Choachí, sentí que estaba entrando en un lugar especial. La brisa fresca, el aroma de la vegetación y el canto de los pájaros me dieron la bienvenida a un espacio donde la naturaleza y la humanidad conviven en perfecta armonía.
La reserva es un santuario de biodiversidad, un sitio donde la fauna y la flora parecen haberse dado cita para crear un espectáculo visual y sensorial inolvidable. Mientras recorría los senderos, rodeado de árboles imponentes y flores de colores vibrantes, me encontré con personas de distintas partes del mundo, cada una con una historia que contar y un propósito en común: aportar al cuidado y preservación de este maravilloso lugar a través del voluntariado.
Tuve la oportunidad de conocer a un personaje increíble, el se hace llamar el Botánico Curioso, un hombre apasionado por su trabajo, quien nos guió a través del sitio y compartió con nosotros su conocimiento sobre las especies que habitan allí. Nos hablo sobre la importancia de la medicina natural y la educación ambiental, dos pilares fundamentales de la reserva. Su entusiasmo era contagioso y despertó en mí una admiración profunda por la labor que desempeña él y todos los que contribuyen a la conservación del lugar.
Pero la experiencia no estaría completa sin la comida, y en la reserva, la alimentación es una extensión de su filosofía de respeto y armonía con la naturaleza. Fue allí donde probé por primera vez una comida vegetariana preparada por Rusbel, un cocinero excepcional que utiliza ingredientes cosechados directamente en la reserva. Cada bocado era una explosión de sabores naturales, frescos y llenos de vida. Nunca imaginé que una comida sin productos de origen animal pudiera ser tan deliciosa y reconfortante.
El ambiente en la reserva es tan acogedor y familiar que el tiempo parece detenerse. La calidez humana que se respira en cada rincón, sumada a la paz que brinda la naturaleza, hizo que no quisiera irme. La conexión que sentí con el lugar, con las personas y con la esencia misma de la vida fue algo que difícilmente olvidare.
quiero agregarle a esta increíble experiencia tan especial ,hubo un momento del dialogo con el Botánico Curioso , que quedó resonando en mi mente y quiero compartir , una frase : "Cuando cambiamos las preguntas, cambian las respuestas. Cuando cambiamos las respuestas, ampliamos el diálogo interno Y cuando ampliamos el diálogo interno, expandimos la conciencia". Me di cuenta de que este viaje no solo me había permitido descubrir un lugar increíble, sino que también había abierto un nuevo espacio dentro de mí, un diálogo interno más profundo, más amplio. Donde he comenzando a ver el mundo con otros ojos.
Al final del día, la sensación de gratitud me invadió y entendí que La Reserva Botánica Choachí no es solo un destino turístico, es un refugio para el alma, un recordatorio de la belleza del mundo natural y de la importancia de protegerlo. Sé que volveré, porque hay lugares que dejan huella y este, sin duda, es uno de ellos.